Ya sé que hoy es jueves y no domingo, que es cuando suelo enviar la newsletter. Pero he tomado la decisión de ampliar la frecuencia de una vez por semana a dos. No sé si te parecerá mucho contenido, poco, o quizá te importe una mi*rda, pero es lo que voy a implementar a partir de ahora. Mandaré una newsletter sí o sí lo domingos, y otra entre semana, intentaré que sean los jueves para que haya unos días de separación entre medias, pero dependerá de mi agenda patriótica. Pero esa es la idea.
Recuerda que si aún no te has suscrito estás aún a tiempo de hacerlo, porque se está viniendo contenido muy TOP en estas últimas ediciones, y quiero que el nivel se siga manteniendo así de alto.
Está bastante claro y es bastante evidente que la inversión en bolsa ha sido, hasta día de hoy, la más rentable y la más sencilla de llevar a cabo para el pequeño inversor.
Actualmente, es el activo más fácil que se puede comprar. Solo necesitas tener una cuenta creada en cualquier plataforma de negociación de activos, una transferencia bancaria y unos cuantos clics y ya te has convertido en un inversor en bolsa.
Pero déjame decirte, que si haces esto no estás invirtiendo, estás especulando. Y en el día de hoy te voy a explicar por qué.
Estoy seguro de que alguna vez has comprado algún producto o has contratado algún servicio, creyendo que era una cosa o que te iba a aportar X, y luego cuando lo has descubierto, te has dado cuenta de que no es así.
De ahí que se hayan viralizado tantos memes con la frase: ”cuando lo pides por AliExpress; cuando te llega”. Y es que no le falta razón a este “refrán” moderno. Los tiempos avanzan, pero los refranes estarán vigentes toda la vida. No hay tecnología que los suprima, ni disrupción que acabe con ellos.
Y es que, con los activos financieros, pasa exactamente lo mismo. Mucha gente quiere empezar a invertir con prisas, empezando cuanto antes y ojo, no digo que eso esté mal. Está claro que cuanto antes empieces antes comenzará a hacer efecto el interés compuesto, y eso es magnífico para alcanzar un buen patrimonio.
Pero no tienes que dejarte llevar por las prisas, ni por el desconocimiento, ni por los consejos de tu cuñado o del gurú de YouTube o Twitter.
Si algo he aprendido a lo largo de mi torpe vida financiera, es a tener pensamiento independiente y a formarme para saber lo que estoy comprando. Si no, no estoy tranquilo.
No estoy tranquilo porque no tengo el control, y no tengo el control porque no sé lo que estoy comprando. Y si mi dinero está en juego, no se tú, pero yo quiero saber dónde lo invierto en cada momento.
Y es que muchas personas se lanzan a comprar participaciones de fondos de inversión o acciones de ETF’s sin conocer las comisiones que le van a cobrar, sin saber si tienen obligación de permanencia del capital durante X años, sin saber la fiscalidad que se le aplicará si vende el producto que ha comprado con ganancias y, mucho peor, sin saber qué producto en sí están comprando.
Por eso, he considerado interesante hacer esta newsletter, porque gran parte de los inversores consideran que la inversión pasiva es la que mejor se adapta a su perfil, y no les falta razón, ya que tanto por costes asociados como por rentabilidad a largo plazo, la inversión pasiva es la mejor inversión, por varias razones:
1.Requiere de poco conocimiento. Pero eso no significa que no tengas que tener conocimiento cero. Tienes que formarte un mínimo para saber qué estás comprando y mantener en todo momento el control de tu dinero.
2.Puedes automatizar tu inversión a través de roboadvisor.
3.El 96% de los fondos de inversión de gestión activa no bate a sus índices de referencia en periodos de más de 10 años.
4.El tiempo que te ahorras en investigación de empresas, valoración y posterior seguimiento (que no es poco, te lo digo por experiencia), te lo ahorras y lo puedes invertir en buscar nuevas fuentes de ingresos para obtener más pasta e invertir y acelerar el proceso de creación de patrimonio. O incluso en ver Netflix como un p*to animal si ya posees unas buenas fuentes de ingresos. En definitiva, buscar despreocuparte por tus inversiones, para tener más tiempo libre y que la gestión de tu patrimonio no suponga para ti un quebradero de cabeza.
5.Los costes de compra-venta de participaciones son ínfimos, irrisorios, para todos los beneficios que aporta este tipo de inversión, por lo que a largo plazo te habrás ahorrado un buen dinero que habrás podido dedicar a invertirlo y hacer crecer el patrimonio de una manera más acelerada. Puede parecer que no, pero un 1-1,5% extra al año que te ahorres en comisiones, a lo largo de muchos años, se nota mucho. Y si encima le añades la rentabilidad extra de la gestión pasiva sobre la activa a largo plazo, se puede convertir en un 3-4% extra anual, y eso sí que hace maravillas en una cartera de inversión.
Seguramente haya aún más ventajas, pero no me apetece aburrirte más con ellas porque seguramente ya las conoces todas, o al menos gran parte de ellas, y el objetivo de hoy no es ese, si no conocer las diferencias FUNDAMENTALES y CLAVE entre un fondo de inversión de gestión pasiva y un ETF, porque son pocas, pero muy importantes a la hora de decidirte por comprar un tipo de activo financiero u otro.
Así que vamos a entrar en materia.
¿Qué es un fondo de inversión pasiva?
Un fondo de gestión pasiva es un patrimonio de un conjunto de partícipes, los cuales aportan su dinero para que este sea gestionado por un profesional. El que entre un nuevo partícipe con su dinero no afecta al valor liquidativo del fondo, ya que se crearían nuevas participaciones para él en función del dinero que aporte.
La diferencia principal con un fondo de gestión activa es que el gestor no se dedica a seleccionar empresas individuales, si no que, con todo el patrimonio de los partícipes, lo que hace es comprar todas las empresas de un determinado índice, asignando a cada empresa el peso correspondiente que la misma tiene dentro del índice.
Las comisiones en este tipo de producto suelen rondar el 0,3%, por lo que son muy atractivas. Aún así, suelen ser más altas que en los ETF’s, que suelen rondar el 0,1 y el 0,2%, y esto es así porque no hay detrás ningún gestor al que se le tenga que pagar un salario, si no que suele estar automatizado por IA.
La fiscalidad de los fondos de inversión indexados es una de sus claras ventajas, ya que podrás realizar traspasos a otros fondos, ya sean de gestión activa o pasiva, sin tener que darle su tajada al tío Sam. Hasta que no hagas efectiva la ganancia pasando el dinero a tu cuenta corriente, no tendrás que pagar ni un solo euro de impuestos. Por lo que si tu horizonte temporal es el muy largo plazo esta opción es muy interesante, ya que podrás hacer rebalanceos de cartera sin ningún coste fiscal.
Una de las desventajas de estos productos, es que las órdenes de compra y de venta no se ejecutan al instante.
Te explico.
Imagina que compras participaciones de un fondo indexado al Íbex 35 (te recomiendo encarecidamente que no elijas este índice, pero para mostrarte el ejemplo es suficiente). Las compras a las 10:30 horas, y en ese instante está cotizando a 7.500 puntos, y la participación del fondo está cotizando a 20 euros. Si hubiera una noticia extraordinaria (cosa que dudo) y el índice cierra +5% la sesión, el valor liquidativo del fondo aumentará también un 5%, por lo que al final podrás comprar menos participaciones, ya que las mismas se ejecutan con el valor liquidativo de cierre de la sesión, no del valor liquidativo del instante en el que introduces la orden.
Lo mismo ocurriría para la venta, pero en sentido contrario. Es decir, tú crees que has podido ganar un +80% y que ese día el índice cierre con -5% y al final tu rentabilidad no sea la que tu esperabas.
¿Qué es un ETF?
Un ETF (Exchange-Trade Funds), también conocido como fondo cotizado, es un producto financiero que se sitúa a caballo entre una acción y un fondo de inversión.
Te explico.
El propósito de un ETF es, al igual que en los fondos de inversión pasiva, replicar el comportamiento de un índice bursátil, pero no solo eso, si no que también puede replicar otras cosas, entiendo por otras cosas a sectores de la economía (tecnología, energía), alguna materia prima o, incluso, una criptomoneda como el Bitcoin. Por lo que con este vehículo de inversión podrás diversificar aún más tu cartera por poder invertir en más tipos de activos financieros que con un fondo de inversión pasiva.
Otra característica de los ETF es que son cotizados, es decir, sus participaciones cotizan en las bolsas de valores, al igual que las acciones individuales.
¿Y a mi cómo inversor que coj*ones me importa eso?
Pues te importa, y mucho. Porque significa que el precio de estas participaciones se forma por la oferta y la demanda, y no por la subida o bajada de las cotizaciones de las empresas que forman un fondo de inversión pasiva. Es decir, que el valor de la participación tiene un precio que asigna el mercado según la oferta y la demanda que haya del mismo, exactamente igual que en el mercado de acciones. Por lo que, cuando des a enviar la orden de compra o de venta, esta se ejecutará al instante al mejor precio de contrapartida que el bróker en cuestión encuentre. Por lo que, si crees que va a haber una mala noticia en el mercado, puedes vender antes de que esto ocurra y evitarte una caída de un tanto por ciento. Aunque, si tu horizonte temporal de inversión es el largo plazo, esto último no debería de importarte lo más mínimo.
Las comisiones de este tipo de producto suelen oscilar en torno al 0,1-0,2%, por lo que el coste de compra venta es prácticamente cero.
Uno de los aspectos negativos de este tipo de producto es, que al ser igual que las acciones, su fiscalidad también es la misma. Es decir, que si quieres realizar un traspaso de un ETF a otro, tendrás que pagar peaje fiscal al tío Sam. De esta sí que no te libras.
Conclusión
Las principales diferencias radican en las comisiones, la forma de compra venta de las participaciones, el peaje fiscal y la posibilidad de diversificación.
Como ves, son productos que, a pesar de ser muy interesantes para el inversor retail, también son muy diferentes entre sí, y todas estas diferencias debes de conocerlas y saber manejarlas, para así poder seleccionar los productos que desees tener en cartera.
¿Y tú, conocías estas diferencias?
¿En qué inviertes principalmente? Házmelo saber en los comentarios.
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Sin más, un saludo y nos vemos el domingo de nuevo.
The Guardia Investor